La noche del 19 de marzo, Valencia se llena de fuego, emoción y despedidas. Y si hay una cremà que destaca cada año, esa es la de la Falla Convento Jerusalén. Un acto cargado de simbolismo, donde el arte efímero llega a su fin envuelto en llamas.
Un final apoteósico para una de las fallas más emblemáticas
Convento Jerusalén ha vuelto a sorprender en 2025 con una falla monumental, cargada de detalle, crítica social y escenas que han dejado a miles de visitantes con la boca abierta. Su cremà, como siempre, ha sido uno de los momentos más esperados, reuniendo a centenares de personas frente a su monumento para ver cómo el fuego lo transforma todo.
Un ritual que cierra las Fallas
La cremà no es solo el final de una falla. Es el cierre de un ciclo, la promesa de volver el año siguiente con más fuerza y creatividad. En Convento Jerusalén, este acto se vive con emoción, pólvora, fuego y lágrimas. Una experiencia única para quienes buscan vivir la esencia más pura de las Fallas de Valencia.